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lunes, 15 de noviembre de 2010

Perfume de mujer

En esta escena de la película "Perfume de mujer", el Coronel Frank llega a un restaurante acompañado de su lazarillo, un joven de hermosas y delicadas facciones llamado Charlie. Abordan a una muchacha que está sentada, sola, con el cabello recogido y el cuerpo enfundado en un vestido negro y sencillo. Él coronel le propone bailar un tango, y Donna (tal es el nombre de la joven) finalmente acepta, no sin cierta reticencia. Se toman del brazo. Él, un hombre mayor, con el rostro surcado por arrugas y los ojos ciegos, sin vida. Ella, muy joven, bella, espléndida en todas sus formas.Van hacia el centro del salón, observados por Charlie. Mientras sus cuerpos se van dejando llevar por la música "Por una cabeza" (de Gardel), las manos del coronel la guían por la pista, su fino oído le permite seguir la música con asombrosa gracias, el tacto le permite sentir y conducir a la muchacha. Los inexpertos pies de Donna poco a poco se sueltan, siguen el ritmo. Hay cierta dulzura en la escena, en cómo el hombre parece adeptar una posición protectiva de la joven, quien se abandona a sus brazos. Y a la vez, el baile no está exento de sensualidad, de dos cuerpos fundiéndose con la música. Del completo abandono de un ser humano a otro.





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