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lunes, 8 de noviembre de 2010

Calidad, no cantidad




La semana pasada estuve 5 días en Arequipa con mi equipo de atletismo, compitiendo en las Universiadas 2010. Participan basicamente todas las Universidades del perú, pero nosotros fuimos con la intención de vencer a una en especial, nuestra eterna rival: La Universidad de San Marcos. Que importaba que los mejores atletas, con las mejores marcas del perú, estuvieran en la de Lima: la San Marcos siempre conseguía vencernos a base de inscribir tantos atletas por prueba, que su suma de puntos, aun en puestos bajos, inevitablemente superaba lo que pudiéramos conseguir con unas pocas medallas. Y este año la cosa era peor: nos habíamos enterado que la San marcos estaba llevando jóvenes talento que ni siquiera estudiaban en la Universidad, solo para llenar espacios y acumular puntaje.

Sí, tratamos de acusarlos, pero la Universidad había hecho todo el papeleo necesario (incluso falsos consolidados de matrícula) y no había forma de exponerlos a la luz, así que sencillamente decidimos vencerlos por las buenas, con trampa y todo. Demostrarles que calidad supera cantidad.

Y nos sacamos la mierda. Francesca (saltadora de triple) vomitó toda la noche y aún así compitió con decisión, Silvana (vallista) corrió con el pecho totalmente cerrado, Carlos (decatlonista) necesitó varias dosis del tubo de oxígeno, Javier (vallista) vomitó... en fin, todos nos esforzamos al máximo para ganar. Y con los alumnos de San Marcos siempre scaándonos pica, burlándose a nuestras espaldas de neustros uniformes, diciéndonos pitucos y perdedores.

Luego de dos días de competir, llegó el momento decisivo, el anuncio de los ganadores. Los hombres quedaron en segundo lugar por 20 puntos... detrás de San Marcos. Las chica nos cogimos de las manos, habíamos estimado previamente que íbamos a ganar, pero no sabíamos si sería con uficiente diferencia para compensar los puntos masculinos. Y en efecto ganamos... por 40 puntos.

Cuando nos anunciaron como campeones generales fue el momento más increíble de mi vida, todos gritando y llorando a la vez, cogiendo la copa. La de Lima no había campeonado en 10 años. "Sin trampa!" emepzamos a gritar... y los de San Marcos nos miraron con odio. Finalmente, mientras la prensa nos rodeaba, se retiraron con la cola entre las patas.

Fue una victoria deliciosa

Nota: todo esto sucedió en la semana del Comunicarte, así que realmente no tengo anda que decir respecto a éste. Lástima

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